El viento me susurró una de las noches más frías y oscuras de invierno: lucha, lucha, creí oír al viento pero la oscuridad me dijo otra cosa, más alto y claro: ríndente, únete a mi; cadáver, me levanté mi corazón se paro por un instante aunque el frío me revivió de la oscuridad de la muerte, entonces empecé a reír y seguir viviendo.
Solo deseo que mis pensamientos ayuden no solo abrir alas. Que sientan toda la fuerza, amor, paz y felicidad que merecemos para volar.