Un día fuimos estrellas que evitaron encontrarse en los ojos más ensangrentados. Fuimos, acogidos en los brazos más externos y fríos. Aunque tú estés arriba y yo abajo eternamente sin un giro de ruleta, estamos unidos por el mismo universo donde empezamos a brillar, con todo lo que supone soñarte con miedo de no volver a reunirnos entre pesadillas, lágrimas y sonrisas qué nos decían todo.
Solo deseo que mis pensamientos ayuden no solo abrir alas. Que sientan toda la fuerza, amor, paz y felicidad que merecemos para volar.