Observando la lluvia atentamente con la mirada totalmente perdida en una noche mágica ante la belleza de la naturaleza. Me imaginé por un momento convertida en un árbol y sentí como cada persona buena que pasa por mi vida me regaba con una regadera dejando algo único, mágico en mí, creciendo poco a poco con tanta fuerza y fortaleza. Aunque cada persona no tan "buena" me dejaba una gran cicatriz en mi tronco, pese a que con el tiempo bien sana porque hace que aprenda lecciones dolorosas pero necesarias y finalmente todo me hace ser ese arbolito que me he convertido único y hermoso, tal como soy.
Solo deseo que mis pensamientos ayuden no solo abrir alas. Que sientan toda la fuerza, amor, paz y felicidad que merecemos para volar.